A diferencia de la temporada 20/21, el RCD Espanyol tendrá que sudar por los campos de segunda para lograr volver a primera división

El RCD Espanyol pasó en una temporada de jugar contra en el Molineux contra el Wolverhampton en Europa League, a hacerlo en el Fernando Torres de Fuenlabrada. Muchas cosas se hicieron mal en esa temporada inmiscuida dentro de una situación pandémica que en absoluto justifica el fin. Pero si algo en clave se puede sacar es la capacidad de sobreponerse ante las adversidades. Ah, y dinero.
El centrocampista titular en segunda división de ese Espanyol tenía algo que el 99% de los futbolistas profesionales no tiene, un mote. Puede parecer fuera de lugar esta observación, pero El Mago de Artà era la pieza angular de un transatlántico que navega en un mar pequeño pero picado. Tras una salida dolorosa, como tantas otras, el heredero del «10» ha sido un descarte de las anteriores temporadas, y cuando hablamos del «10», no hablamos solo de posición en el campo o importancia, Pol Lozano heredó el dorsal de Darder.
Los goles fueron clave, desde la dolorosa salida de Borja Iglesias dirección Sevilla, el trabajo fue inmediato para la incorporación de un «9» más que de garantías, el elegido: un Raúl de Tomás que costó prácticamente lo que se embolsó por Borja Iglesias, 20 millones de euros para traer un delantero en un mal momento de su carrera. Funcionó, vaya que si lo hizo. R.D.T se puso el primero a remar, consiguiendo 23 goles en la campaña, lo que supuso el 32% de los goles del equipo. Esta temporada, tras el culebrón De Tomás y la huida de Joselu en busca de una última declaración a su amor platónico, el encargado de los goles es un jugador traído del eterno rival que a pocos días de comenzar la temporada desapareció de la concentración del equipo intentando forzar su salida, Martin Braithwaite
Valle-Inclán, de haberlo desarrollado en estos días, se encontraría inevitablemente influenciado de esta gestión deportiva en su famoso esperpento.
El último equipo en acometer un fichaje, todavía tenía entre sus filas a jugadores como Landry Dimata o Miguel Llambrich. Las prisas se adueñaron de una dirección deportiva que vio en Pere Milla al salvador del equipo, todavía está por ver. Aunque menos prisa tuvieron en traer a Álvaro Aguado, quien se tuvo que sorprender, incluso asustar, al ver que tras desestimar varias suculentas ofertas esperando al RCDE, tiene que hacerse como agente libre ya en septiembre.

Equipo resultadista en este inicio de liga, con más resultados que juego, con más premio que castigo, pero por ende, con mejor sapiencia de lo que el fútbol es. Aún así, las dudas (muchas) sembradas en los partidos vs Amorebieta, Eldense, Villareal B y Leganés (tres de estos cuatro equipos de un nivel a priori notablemente inferior) hace que sea fácil observar y comparar con esa mencionada temporada 20/21, donde el club perico «no hacía prisionero», y no dejaba opción a ningún tipo de reflexión dubitativa, y ver que efectivamente, no tiene nada que ver un equipo con el otro.
La mejor noticia de esta temporada, es que Cornellá el Prat (Stagefront Stadium) está mas lleno que nunca, con más fidelidad por parte de los «periquitos» que en ninguna otra temporada, sobrepasando los 30.000 abonados, aunque están viendo a un equipo más titubeante, con 13/18 puntos como local y me repito, con más resultados que juego desplegado.
Todo esto, sumado a una prácticamente igual línea defensiva que ya en 2020 hacía aguas y que hoy inunda y a una portería que debería ser mucho mejor que un portero de cuarenta años pero que, increíblemente, no lo es, hará que el paso de el RCDE por La Liga Hypermotion en esta temporada no será un camino de rosas.
Carlos Gallego Benito
@Carlosgallegobe @Revoluters