Las ruedas de prensa de los entrenadores rivales son una retahíla de elogios, alabanzas y merecimientos hacia el conjunto celeste. Si en algo parecen estar de acuerdo Xavi, Simeone, Bordalás o el propio Rafa Benítez es que el Celta merece más puntos que los paupérrimos seis que marca la tabla clasificatoria. Sin embargo, cuando el merecimiento, las sensaciones, la imagen del equipo o la suerte no sirven para sumar, es porque algo más profundo falla, Rafa.
Polémicas arbitrales, jugadas dudosas, falta de puntería, mala suerte. Excusas. El inicio de temporada del Celta merece los puntos que ha conseguido, seis. Ayuda jugar bien al fútbol, ayuda la buena imagen, ayuda hacer muchas cosas bien durante casi todo el partido, pero si todo eso no se traduce en puntos, sirve de poco.
El Celta comete errores infantiles fruto de una alarmante pérdida de identidad en las áreas. Falta de concentración, errores de marcaje o el balón parado. Fallos defensivos inexplicables de un equipo que compite en primera división. El penalti de Starfelt en Gran Canaria, el gol de Borja Mayoral al minuto de partido, el empate del Getafe en un contragolpe con diez jugadores o las remontadas encajadas frente a Barcelona, Las Palmas y Almería no es mala suerte, no es merecimiento. Es el síntoma de una fragilidad defensiva a la que urge buscar solución. El sábado, el penalti y la expulsión de Iván Villar fue la gota que colmó el vaso.
A la fragilidad defensiva, se suma una evidente falta de puntería ofensiva. El equipo genera mucho más de las acciones que han acabado en gol. Sólo Las Palmas, Alavés y Cádiz han anotado menos tantos que el conjunto celeste (10). Según la calidad de las ocasiones, el Celta debería haber marcado a esta altura de temporada 16 goles. Los jugadores que han entrado desde el banquillo, han aportado muy poco.
La confianza en Rafa Benítez por parte de la directiva sigue siendo plena, pero el mensaje del merecimiento, la buena imagen o la mala suerte, cada vez cala menos entre los aficionados. El Celta se tiene que aferrar a todo lo que hace bien en tantas fases y momentos del partido, pero también hay que hacer autocrítica para subsanar tantos y tantos errores en las áreas que están costando muchos puntos. El equipo ya piensa en el Girona.