En la historia del Valencia Club de Fútbol, hay varios jugadores que han dejado un legado que perdurará para siempre en la historia del club. No es el caso de Jérémy Mathieu, que se ha retirado a los 39 años. Un jugador tan controvertido como querido en Mestalla, que alcanzó en Valencia su mejor rendimiento con la capitanía, pero apagó el fuego de su leyenda con el polémico fichaje por el Barcelona.
Llegado desde el Toulouse en 2009 como lateral izquierdo, el francés disputó 221 partidos durante cinco temporadas, en los que acumuló más de 16.000 minutos, 11 goles y 14 asistencias. Además, tiene un porcentaje muy alto de victorias conseguidas, 44.8%; es decir, prácticamente la mitad de los encuentros disputados.
De la mano de Unai Emery, Mathieu fue titular indiscutible en la parcela izquierda, tanto de lateral como interior en los partidos en los que el técnico guipuzcoano consideraba más importantes. Ahí nació el famoso doble lateral con Jordi Alba. Pero fue con la llegada de Ernesto Valverde donde encontraría la posición en la que rendiría a mejor nivel: de central.
De lateral a central
En el segundo tramo de la temporada 2012/13, tras los negativos resultados de Mauricio Pellegrino, Valverde llegó a Mestalla. En aquel momento Jérémy Mathieu estaba recuperándose de una lesión, pero en el momento que volvió a estar disponible, reapareció ya reconvertido en central, y nadie más le movió de ahí. Ernesto sabía que las condiciones físicas del jugador indicaban que, para poder alcanzar su mejor versión, tenía que jugar en esa posición. Al acabar esa temporada, advirtió a su nuevo entrenador, Miroslav Djukic, que si no jugaba de central, quería abandonar el club. Estaba convencido de que su progresión tenía que ser en el centro de la defensa.
Por lo tanto, durante su última temporada como jugador valencianista, en la 2013/14, alcanzó su mejor nivel. Primero con Djukic, a pesar de los desastrosos resultados que provocaron su rescisión de contrato; después, con Juan Antonio Pizzi. El técnico argentino, con Mathieu como primer capitán de la plantilla, completaron una segunda vuelta impresionante. Un excelente rendimiento al que estuvieron a punto de ponerle la guinda, de no ser por el recordado gol de M’Bia en aquel trágico Valencia 3-1 Sevilla de semifinales de la Europa League.

En consecuencia de la calidad futbolística ofrecida, Didier Deschamps decidió convocarlo con la selección francesa -en 2011 fue convocado por Laurent Blanc también- y, de igual manera, surgieron múltiples intereses por el jugador. Bayern de Múnich, entre otros equipos, pugnaron por él, pero los 15 millones que ofreció el Barcelona pusieron punto y final a la trayectoria en tierras valencianas.
Ya en «Can Barça», con Luis Enrique como entrenador, no tuvo la regularidad que esperaba. Además, la personalidad de ambos chocaron varias veces debido a ciertas decisiones del cuerpo técnico. «Entendería que estuviera sorprendido si le hubiera puesto de extremo o de punta. Mathieu puede jugar de lateral o de central, si le sorprende jugar en una de las dos, apaga y vámonos. Más claro, agua» declaró el técnico asturiano. A pesar de ciertos “rifirrafes”, como jugador del Fútbol Club Barcelona, consiguió conquistar muchos títulos: Champions League, Ligas, Copas y Supercopas.
En resumen, la carrera de Mathieu es un recordatorio de que, en el fútbol y en la vida, a veces debemos desafiar las expectativas y ser fieles a nosotros mismos. Como Jérémy, no tengas miedo de ser auténtico y encender tu propia llama, incluso si eso significa enfrentarse a personas que no lo entienden.
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