Ayer se vivió en La Catedral una de esas noches en las que confirma porque el fútbol es el deporte más bonito del mundo. Athletic Club y Celta de Vigo permitieron al espectador disfrutar de un auténtico partidazo, aunque quizás lo disfrutó más el espectador medio, que el athleticzale o celestes.
La dinámica de ambos conjuntos era totalmente diferente. Los rojiblancos están teniendo un gran inicio de temporada, pero el encuentro de ayer era de esos días que asustan en Bilbao: Rival en descenso, mala dinámica, lleva sin ganar mucho tiempo y si tú ganas, das un golpe encima de la mesa para mantenerte en puestos europeos. Este tipo de partidos en San Mamés en los últimos seis años siempre han supuesto una pérdida de puntos para el Athletic. En el caso del Celta, la mala racha deportiva en cuanto a resultados y todos los problemas con el arbitraje hacían que fuese un partido vital y más antes del parón de selecciones.
El Celta comenzó mucho mejor el encuentro: más dominio, más control, más posesión y más ocasiones. Así ocurrió, en el minuto 25, el Príncipe de las bateas, Iago Aspas, sacó su varita a relucir y marcó un auténtico golazo. Aparecían los fantasmas de siempre en San Mamés, pero un gran centro de Nico Williams y un mal despeje de Starfelt, permitieron que Oihan Sancet igualase el marcador. Parecía un gol clave para el Athletic, ya que consiguió empatar antes del descanso, pero tras una serie de malos despejes, Bamba marcaba otro golazo imposible para Unai Simón poco antes del final de los primeros 45 minutos. Esto no acababa aquí, ya que un «jugadón» de Nico Williams permitía que Gorka Guruzeta hiciese el empate en el último minuto de añadido.
La segunda mitad comenzó con el partido roto, en vez del 50′, parecía que estábamos en el 80′. El Athletic se aprovechó de eso y tras un rebote, Guruzeta empujaba al fondo de la portería el balón y se lograba la remontada en San Mamés. Esto fue un mazazo para los gallegos, pero en el 64′, Larsen marcaba el empate, aunque se lo anularon por fuera de juego milimétrico. Sin embargo, un minuto después, un despiste de la defensa rojiblanca permitía que Iago Aspas llegase completamente solo hasta el área y diese una asistencia preciosa al noruego, que conseguía de esta manera empatar el partido de nuevo.
Seis goles en 60 minutos era algo que no se había visto en mucho tiempo, pero aun faltaba lo mejor. El equipo de Rafa Benítez se vino arriba y comenzó de nuevo a dominar el partido. Poco después del 70′ y tras una revisión en el monitor del VAR, el colegiado señaló penalti a favor de los viguesespor mano de Guruzeta. Aspas tenía en sus botas la posibilidad de hacer el 3-4 y hundir al Athletic, pero Unai Simón le adivinaba el lado y detenía el penalti, algo que hizo rugir a San Mamés.
El encuentro parecía destinado al empate, pero aunque parezca mentira, en el último minuto de añadido, Mingueza cometía penalti tras tocar la pelota de forma involuntaria dentro del área. Alex Berenguer fue el encargado de chutar desde los once metros, batir a Guaita y hacer el 4-3 en el minuto 98. No daba tiempo para más y los tres puntos se quedaban en Bilbao.
Los leones lograron una victoria importantísima antes del parón, la cual les deje hasta la próxima jornada como quinto clasificado y más vivos que nunca para optar por esos puestos europeos seis años después.
Imagen principal: Web del Athletic
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