Entre protestas hacia Peter Lim y homenajes a una leyenda como David Silva, que estrenó lona en la fachada de Mestalla, Valencia y Barsa se enfrentaban en uno de los partidos con más historia del fútbol español. Ambos conjuntos venían de semanas de dudas y tensión, jugándose mucho y con ganas de demostrar que el camino recorrido hasta ahora, a pesar del posible resultado, era correcto. Más de 46.000 personas llenaron todos los huecos del estadio. La hora y el partido propiciaron que Mestalla mostrara la mejor entrada de la temporada.

El Barça sacó su once tipo, sin ninguna sorpresa. Rubén Baraja, en cambio, debido a la cantidad de bajas para este partido (Gayà, Javi Guerra, André Almeida y Paulista), introdujo varios jugadores que obligó a modificar la formación. Ante el juego de posesión y posición del Barça, Baraja optó por un doble pivote mas defensivo formado por Pepelu y Hugo Guillamón -primera titularidad esta temporada-; además, también apostó por una doble delantera con dos perfiles muy similares: Hugo Duro y Yaremchuk.
Como era lógico, el partido no iba a esperar a nadie, y desde el comienzo los dos equipos buscaban pegar el primer golpe en busca de dejar noqueado cuanto antes al rival. La primera, en las botas de Yaremchuk después de un saque de banda ejecutado con astucia y rapidez, pilló despistada a la defensa barcelonista, algo que Diego López aprovechó para dar un pase atrás al delantero ucraniano que con una buena definición, obligó a ir abajo a Iñaki Peña.
Con el primer aviso dado, el Barcelona, como de costumbre, buscó adueñarse del balón. El Valencia no quiso permitírselo y, aprovechándose del factor Mestalla, disfrutó de combinaciones de balón largas que no terminaron en ocasiones de peligro. Eso sí, todas las ocasiones tenían un mismo resultado: acabar jugada para no facilitar las contras al Barsa.

Con el paso de los minutos, los jugadores de Xavi Hernández tuvieron las ocasiones más claras. Lewandowski, que sigue sin encontrarse cómodo, busco el primer gol con dos disparos: el primero, desde fuera del área; el segundo, en una acción acrobática. Sendas acciones despejadas sin problemas por Mamardashvili.
El tanteo entre los dos equipos fue lo más destacado de los primeros 45 minutos. Fruto del miedo generado por las inseguridades de las últimas semanas, ninguno quiso arriesgar en exceso. Con eso, la primera mitad concluyó.
El segundo tiempo, sin cambios de inicio, mostró a los dos equipos con las mismas ideas. El Valencia con un bloque más bajo, buscó incomodar la circulación de balón del Barcelona para robar el balón y salir rápido. Pero fueron los visitantes quienes, tras más intentos que los locales, consiguieron el primer gol gracias a una espectacular pase del mejor jugador del Barcelona en el día de ayer, Frenkie de Jong. Con el exterior de la bota derecha, levantó el balón con una precisión milimétrica para poner en ventaja a Raphinha que, de primeras, cedió el balón para que João Félix rematara a placer.

Los jugadores valencianistas, en vez de renegarse, sacaron fuerzas de cada asiento de Mestalla para empatar el partido. Y lo consiguieron. Después de un saque de banda, Pepelu buscó a Fran Pérez, quien, con dificultades, lanzó un centro altísimo que cayó con nieve en el área. Diego López, secando el balón con un magnífico control y girando sobre sí mismo, asistió a un Guillamon que se vistió de David Silva y inventó un auténtico golazo, golpeando el balón desde fuera del área que se coló por la escuadra. El gesto de señalarse la oreja y la rabia al celebrar el tanto mostraron la alegría del jugador después de tantos momentos de frustración.
En el tramo final, Mamardashvili sostuvo a su equipo parando jugadas de máximo peligro. Raphinha y Ferrán Torres no consiguieron superar al meta georgiano. Yarek Gasiorowski también ayudó a la causa. Los dos equipos lo intentaron hasta el final, conscientes de que el empate no les valía para nada, pero el resultado no se movió, el 1-1 fue el resultado definitivo.
El partido mostró muy buen nivel, algo obvio teniendo en cuenta los protagonistas sobre el césped. Baraja acabó contento, viendo el esfuerzo físico de los jugadores (en el postpartido habló de números físicos muy altos). Xavi, por su parte, destacó la falta de efectividad en ambas áreas, especialmente en la del rival, donde sus atacantes no cumplieron con las expectativas previas al partido.
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