El Sevilla consigue en Vallecas un triunfo gracias a una imagen sólida, efectiva y trabajadora ante un Rayo que sigue naufragando en su estadio
La noche empezó mal. Martín Presa, presidente de la entidad franjirroja, afirmó que el nuevo estadio estará «lo más cerca posible del barrio». Una frase que define la situación del Rayo en la relación institucional-afición, es decir, inexistente. El disparate oral de su máximo mandatario se juntó a la alineación de Francisco. Nuevamente, reforzó con doble lateral en el costado izquierdo y se cargó a la figura del 10. Otra oportunidad perdida para mostrar una versión eléctrica y valiente.
Porque hoy la derrota no es como otra cualquiera. Si el Rayo hubiera conseguido los tres puntos, se habría alejado de forma considerable de la zona del descenso. Asimismo, hubiera hundido a un rival directo que venía marcado por las consecuencias del mercado de fichajes. Por ello, la afición rayista esperaba una versión ofensiva de su equipo, pero todo lo contrario.
El Sevilla cedió el balón al adversario para meter en problemas a un Rayo que no sabe dominar con balón. Primero, porque no están acostumbrados a estos escenarios. Segundo, porque pierde su mayor virtud: sorprender con verticalidad con jugadas directas. No sé amplían los registros, pero tampoco se corrigen los defectos. Aridane Hernández salió de nuevo en la foto con otro fallo por jugar en una línea defensiva adelantada que no funciona. Youssef En-Nesyri, criticado por su definición con los pies, cogió el aura de Isaac Romero para hacer el primer tanto del partido.
Quique Sánchez Flores si hizo sus deberes. Con Marcos Acuña de central, con Lucas Ocampos de carrilero y sin ningún medio creativo. Ahora bien, quizás fue el mejor partido en el aspecto físico del Sevilla en mucho tiempo. Un sistema novedoso, pero que ha funcionado. Asimismo, siguen las inseguridades atrás, pero las sensaciones fueron buenas. Un 5-3-2 lleno de músculo y con peligro. Isaac Romero y En-Nesyri demostraron que saben conectar entre ellos. El canterano no marcó, pero si regaló una asistencia. En cuatro partidos de Liga, ha intervenido en tres de forma directa.
Entre medias, Isi se coló para dar el gol del empate. El 7 levantó al público una y otra vez, pero no fue suficiente. Una pena, porque quizás fue su mejor actuación a nivel individual en esta 2023-2024. Las cámaras enfocaron sus gestos durante el choque. Abatido en cada acción perdida, lanza un aviso a Francisco en forma de fútbol: o intervengo más con la pelota o habrá problemas de permanencia en Primera División. Sin dudas, fue el mejor.
El Sevilla fue inteligente. Jugó con la frustración futbolística del Rayo y le obligó a que metieran centros en el área una y otra vez. En ese sentido, Loïc Badé y Marcao estuvieron de matrícula. Difícil que Francisco consiga algo ante dos torres cuando su equipo aún no ha marcado ningún gol de cabeza en el campeonato. En la desesperación local, a punto estuvo de sentenciar con alguna contra lanzada por Lucas Ocampos. Una vez más, Stole Dimitrievski aportó intervenciones de mérito.
La nota negativa la tuvo un aficionado adolescente del Rayo. Lucas Ocampos se disponía a sacar un saque de banda cuando recibió el contacto de un dedo como si de un tacto rectal se tratara. Imagen lamentable que se agrava porque la policía no hizo acto de presencia, ningún aficionado reprochó la actitud del joven y tampoco le expulsaron de la grada. El argentino pidió sanciones duras para estos «tontos» que no empañan a una gran afición como la del Rayo (dicho por él).
Los rayistas empiezan a estar hartos de un Francisco que no puntúa con tres puntos en los aledaños de la Albufera desde el mes de septiembre. Mientras, los de Quique se van a Nervión sin convencer, pero sabe que el equipo visitante tuvo claro un plan que le aleja del descenso. ¿Habrá progresión?