Grimaldo brilla en el carnaval del Leverkusen ‘invencible’

La previa del partido adelantado por el título liguero alemán venía amenazado por las protestas de los aficionados al fútbol. El acuerdo en la Federación Alemana para permitir la inversión de capital privado extranjero en los clubes de las divisiones alemanas. Como consecuencia y de manera esperada, el partido se retrasó 8 minutos con la afición del Bayer Leverkusen lanzando pelotas de tenis, gominolas y ojos de broma para hacer notoria su protesta. De hecho, las cámaras comenzaron a enfocar a diferentes aficionados disfrazados: el papa, Rudi Voller.

Con los jugadores y el cuerpo de seguridad trabajando, el partido logró arrancar. Xabi Alonso sorprendió con su característico dibujo de 3-4-3 pero sin un delantero puro. Amine Adli fue el encargado de salir en punta pese a ser un extremo muy caído a la banda. Sin embargo, Tuchel quiso ser protagonista del partido con una elección totalmente surrealista. El 3-5-2-1 que plantaba el técnico alemán recordaba, en parte, a su Chelsea campeón de Champions de hace unas temporadas. Aun así, la alineación de Dier en el centro de la zaga junto con Kim Min Jae (aún con las maletas en las manos tras su eliminación de la Copa Asia), de Pavlovic en el doble pivote o de Boey en el carril izquierdo hacían saltar las alarmas de intento sorpresivo e inesperado.

Con el partido en juego, el papel que cada equipo adoptó no fue el esperado. El Leverkusen, que suele arrancar con el balón en sus pies, decidió esta vez cedérselo a los de Baviera y esperar al contragolpe. Jugada maestra a la postre de un pragmático Xabi. El incontestable dominio del balón visitante no se tradujo en grandes ocasiones. Eso sí, no fueron pocas las taquicardias de los seguidores del Bayern en la salida de balón. Neuer se la jugaba mucho mientras que Boey estaba errático por la izquierda.

Cuando parecía que el Bayern asustaba tímidamente con una transición de Mazraouri muy dubitativa, el Leverkusen se soltó acto seguido en ataque y forzó a aparecer a Neuer, parando el balón y saliendo por banda. Ahí, en el minuto 18, Stanisic anota aprovechándose del carrilero izquierdo contrario. El equipo visitante estaba totalmente descolocado cuando el Leverkusen supo sacar rápido de banda para Andrich y este, en una especie de centro chut raso, asistió para el jugador cedido por el Bayern. Quién iba a decir que el lateral más defensivo había sentado a Frimpong, una de las armas más letales de Xabi, e iba a conseguir anotar.

El mayor dinamismo en el partido se vivió entre los minutos 20 y 30. El 04 despertó y empezó a tomar la batuta de la mano de Granit Xhaka, líder del mediocampo. Los balones a Tella y Adli, dos incordios en velocidad, forzaban a Upamecano a cortar y aparecer como una centella en defensa. Lo curioso es ver a Florian Wirtz. La joya alemana no solo ataca y sabe decidir excepcionalmente en los últimos metros, sino que actúa a lo Henderson en el Liverpool de hace unas temporadas para iniciar la presión y activar a sus compañeros a ello.

El primer remate entre palos del Bayern llegó en el minuto 26. Este dato define bien el resto del partido de los de Múnich. Hradecky apenas tuvo que intervenir en el encuentro ya que muchos tiros bien iban a sus manos cómodamente o bien se iban desviados. Sané trató de reconducir el partido para el Bayern hasta antes del descanso pero su energía contrastaba con la poca capacidad de dinamismo del resto de sus compañeros. Lo sorprendente era cómo Xhaka, en el minuto 41, daba un pase de exterior para Adli al espacio y era Upamecano, de nuevo, el que tenía que apagar el fuego.

Una vez pasado el descanso, Tuchel no tocó nada en el once y mantuvo su plan de contención de 3 centrales. Los papeles seguían cambiados: los del Rin parecían el equipo experimentado, capaces de entender el partido; en cambio, los de Baviera estaban muy dubitativos, con muchos toques por jugada pero nula profundidad por el buen hacer de la presión de los de Alonso.

Al minuto 50, un golazo de Grimaldo rediseñaba la idea de atacar por la derecha de Xabi. La izquierda, liderada por el español, señalaba que estaba empezando también a hacer daño al Bayern. El partido para el olvido por la izquierda de Boey provocó que el agua entrase por todas partes. Sobre el 55, las cámaras captaban que Kimmich y Muller, inexplicablemente en el once, estaban preparados para saltar al campo.

Increíblemente, el Bayern mejoró mínimamente cuando los dos internacionales por Alemania distribuían el balón. No obstante, el Leverkusen seguía dominando el partido y se gustaba. Un intento de gol olímpico de Grimaldo desde el perfil izquierdo casi firma el gol de la temporada. El partido seguía su curso y Stanisic se crecía. Atento en defensa, eficiente en ataque y excelso en la sustitución de Frimpong, que entró en el 65′.

El final del partido se acercaba y las prisas aún no entraban en los segundos clasificados. Nada de Kane, destellos de Musiala y participativos Muller, Tel y Kimmich aunque de poco sirvió. El partido del Bayern quedó en evidencia con solamente decir que la más clara fue en una jugada anulada por fuera de juego.

Para colofón, Neuer decidió subir al ataque en el último córner del partido y se transformó en un gol en contra. La velocidad punta de Frimpong regaló a los aficionados del BayArena un último gol y cerrar una goleada histórica de 3-0 del Leverkusen. Las críticas al Bayern no tardarán en relucir pero cabe decir que ambos equipos contaban con bajas muy sensibles. Exequiel, Boniface y Koussonou, piedras angulares en la alineación de Xabi Alonso, no pudieron participar; mientras que diez jugadores del primer equipo de Tuchel no estaban disponibles (Coman, Davies, Gnabry o Laimer entre otros).

Ahora la pelea por la Bundesliga está al rojo vivo. Cinco puntos separan a los dos equipos, claros candidatos al título, y el calendario beneficia al líder de la liga ya que el Bayern tendrá que jugar contra la Lazio el próximo miércoles en la Liga de Campeones. El Leverkusen, por su parte, jugará contra el Heidenheim el próximo sábado, octavo clasificado en liga.

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