Francisco es destituido: un secreto a voces

Los malos resultados obtenidos durante gran parte del curso han terminado con el cese del técnico almeriense.

La mala situación que viene atravesando el equipo de la franja es bien conocida por todos. Tras la salida de Iraola rumbo a Inglaterra, junto con la de jugadores importantes como Catena, Fran García o Comesaña, la directiva del club rayista apostó por Francisco para darle continuidad a un proyecto muy serio, que la temporada pasada tuvo aspiraciones serias de disputar competición europea hasta bien llegado el final de la temporada.

Sin embargo, esta temporada no sido ni la sombra de la anterior. De los últimos 14 partidos, los madrileños han logrado tan solo una victoria. La fragilidad defensiva y falta de identidad han caracterizado al Rayo, de un Francisco que no ha sido capaz de dar con la tecla. En parte, por la falta de gol de sus delanteros. Camello ha logrado tan solo dos goles. Mientras que Radamel Falcao ha anotado uno (de penalti). Por su parte, Raúl de Tomás no ha conseguido ni tan siquiera ver puerta en todo el curso. Datos insostenibles para la delantera de un equipo que aspiraba mucho más alto. Donde jugadores de la talla de Isi, Álvaro García, Valentín, Balliu o Lejeune, no están pudiendo demostrar su valía.

Lo más preocupante, es que Vallecas ha dejado de ser un fortín. Ese pequeño estadio carismático, donde guiados por su afición, el Rayo Vallecano era un matagigantes, no es más que un recuerdo. Este curso, la franja ha cosechado 8 puntos como local, sumando tan solo una victoria en 11 partidos. Siendo el peor equipo de la liga en su estadio, tan solo por delante del Almería de Gaizka Garitano, quien suma 6 puntos en su estadio, datos bastante parejos.

Muchas fuentes indican que Íñigo Pérez sería el favorito de la directiva para sustituir a Francisco. Pero no se descarta la vuelta de viejos conocidos como Pepe Mel , Sandoval o el mítico Paco Jémez, veteranos curtidos en mil batallas, capaces de solventar la situación de un Rayo que debe mejorar mucho, si no quiere terminar sufriendo más de la cuenta para mantener la categoría.