El Valencia CF ha sido junto al Girona uno de los equipos revelación de la temporada. Desde que Rubén Baraja cogiera las riendas del banquillo valencianista en febrero del año pasado, el club de Mestalla ha conseguido pasar de luchar por la salvación a hacerlo por Europa. Con una plantilla joven (24,2 años de media) y sin prácticamente experiencia en Primera División, el técnico vallisoletano ha devuelto la ilusión al aficionado che. Un aficionado que no se ha olvidado, pese al apoyo acérrimo a sus pupilos, de seguir manifestando su descontento ante la situación actual de su máximo accionista y dueño, Peter Lim.
Pese a tenerlo todo en contra, cuando a principio de temporada la gran mayoría vaticinaba el desastre para la entidad valencianista, siendo según algunos claro candidato a descender. Baraja y sus chicos han conseguido darle la vuelta a la tortilla y callar muchas bocas dentro de un sector que los daban por muertos sin jugar un partido. Finalmente, el Valencia si que ha muerto, más bien se ha quedado sin gasolina pero a las orillas de Europa y no del descenso como se hablaba a principio de temporada.
Baraja y sus niños han devuelto la ilusión al valencianismo, una ilusión que pronto se podría derrumbar si durante el verano se confirma la venta de Giorgi Mamardasvhili. El portero de Tflis ha vuelto a ser clave bajo los palos de Mestalla, salvando al club en numerosas ocasiones y consiguiendo puntos decisivos para el equipo. La temporada del georgiano no ha pasado desapercibida para nada y el Valencia, que otro verano más se tendrá que sustentar de las ventas para cuadrar el ejercicio, se frotan las manos ante la posible salida del guardameta.
El club escuchará ofertas a partir de los 30 millones de euros, el portero ya ha manifestado sus ganas de quedarse a pesar de que según dice él, «no sabe lo que pasará en el futuro». Mamardasvhili es feliz en Mestalla, donde no solo se ha hecho con el puesto de titular indiscutible, si no que también ha llegado a ser capitán en algunas ocasiones sin Gayà, Jaume, Thierry o Guillamón en el campo. El futuro de la entidad che vuelve sigue siendo negro, la afición valencianista se volverá a encomendar a la Madre de Dios de los Desamparados y a su eterna leyenda y sus niños para que el club viva tiempos mejores.