Reinó la locura en el Volksparkstadion de Hamburgo. El partido comenzó con unos primeros minutos donde ambos equipos buscaban su sitio sobre el césped, Croacia se hizo con el balón y Albania se replegó sintiéndose cómoda achicando agua. No obstante, sería el conjunto dirigido por silviño el que se adelantaría en el marcador merced a un cabezazo de Laci tras uno grande centro de Asani. Y pudo haber sido peor para los croatas de no ser por la intervención salvadora del metal Livakovic cuando todavía no se había llegado a la reanudación el meta del Fenerbache repelió un remate de Asllani en la finalización de un contragolpe perfecto así como un testarazo de Rey Manaj después de haber recibido un gran centro lateral.
Tras la reanudación, el equipo croata salió con otra cara, entre otras cosas debido a que su seleccionador Zlatko Dalic se vio obligado a intervenir al descanso dando entrada a Pasalic y Sucic. Croacia metió una marcha más al choque, Kovacic asumió galones en el centro del campo y Petkovic se convirtió en el receptor ideal para iniciar un carrusel de centros al área. Por su parte, la selección albanesa sintiéndose claramente superada retrocedió un paso e intentó hacer de la defensa virtud y que el cronómetro avanzara todo lo rápido que pudiera. La insistencia croata tendría su premio y es que la entrada del delantero de Osasuna Budimir dio si cabe más peligro a su equipo y además importante fue protagonista tanto en el gol del empate en el cual asistió a kramary dentro del área para que este quebrase a su marca y decidiera con un derechazo. Y también participaría en el momentáneo gol de la remontada croata, presionando hasta la línea de fondo y cediendo posteriormente atrás a Sucic que vio como el albanés Gjasula se introducía en su propia portería el balón.
Dos goles en dos minutos y parecía que Croacia salvaba los muebles, pero nada más lejos de la realidad. Y es que la justicia poética que muchísimas veces tiene este deporte permitió que el centrocampista del Darmstadt se redimiera en tiempo añadido. Con una Albania volcada sobre el área contraria, el jugador albanés apareció en el punto de penalti para con un toque sutil con la zurda mandar el balón al fondo de las mallas, estableciendo el empate definitivo con el que se llegaría al final del encuentro.
Tras este resultado, ambas selecciones quedan muy tocadas y se ven prácticamente obligadas a ganar en la última jornada para tener alguna opción de clasificarse como una de las cuatro mejores terceras, si bien ambas todavía conservan opciones remotas de quedar segunda de grupo.
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