El inglés volvió a brillar con luz propia en la Supercopa de Europa. En la segunda mitad, lideró la estampida blanca hacia el título. La UEFA le nombró MVP de la final. Después de un flojo final de temporada y una Eurocopa con más destellos que regularidad, Jude está de vuelta.
Unas vacaciones lo curan todo
El Estadio Nacional de Varsovia fue testigo de muchos acontecimientos en la noche de ayer. Un nuevo título europeo para el Real Madrid, Ancelotti empatando a Miguel Muñoz como entrenador con más trofeos en la historia del club, el debut soñado de Kylian Mbappé y un largo etc. La Atalanta fue un dolor de muelas para el campeón de Europa durante la primera parte, hasta que apareció Jude Bellingham. El futbolista de Stourbridge se echó el equipo a la espalda cuando este más lo necesitaba. En una demostración de sacrificio, talento y derroche físico, Jude desestabilizó el entramado defensivo y ofensivo de Gian Piero Gasperini.
El cansancio y la fatiga acompañaron al joven inglés durante el último tramo de la campaña 23/24. La brillantez con la que inició el curso se fue difuminando con el paso de los meses. Aún así, con permiso de Vinicius JR, fue uno de los pilares sobre los que se edificó el doblete; Liga y Champions. Los números así lo respaldan; 23 goles y 13 asistencias. Tras una Eurocopa con más sombras que luces, Bellingham necesitaba detener su cuerpo durante unas semanas para regresar, de forma paulatina, a su máximo esplendor.
El curso pasado, Ancelotti ideó un plan para que el todocampista británico se sintiese lo más cómodo posible. El técnico italiano varió su tradicional 4-3-3 para dar cabida al joven talento. En el 4-4-2 de la temporada 23/24, Jude tenía el rol de finalizador en gran parte de las acciones ofensivas del Real Madrid. La variante dio sus frutos. En cambio, después de la salida de Kroos y la llegada de Mbappé, presumiblemente, y según se pudo observar en Varsovia, Bellingham tendrá que retrasar su posición. Este cambio no debería alterar el orden establecido, pues en Dortmund, Jude estaba acostumbrado a moverse en zonas más interiores del campo.
“El entrenador confía en mí para diferentes posiciones. Cuando hace falta, puedo ir más arriba y, cuando lo necesito, venir y ayudar en la elaboración. Afortunadamente siempre estaré involucrado en ayudar al equipo a ganar y eso es lo más importante para mí”, expresó el espigado centrocampista. Las estadísticas de la Supercopa reflejan el encuentro mayúsculo que se marcó Bellingham. 4 remates, 3 ocasiones creadas, 16 pases en el último tercio del campo, 5 regates y 75 intervenciones en el juego. En definitiva, una actuación primorosa. La DEA no encontró la fórmula para detener al huracán Bellingham. ¿Habrá alguien que lo consiga? Ey Jude, que gusto verte de nuevo.