El MVP de la Copa de América llega a Vallecas con el objetivo de reconducir su carrera a nivel de clubes. Nadie duda de la calidad de un futbolista que, probablemente, tiene la mejor zurda del fútbol mundial, junto a la de Lionel Messi. Sería de necios calificar este fichaje de innecesario o de ser una mala operación para los intereses del Rayo Vallecano. James, aquel mediocentro ofensivo que maravilló en el Mundial de Brasil (2014), también se lució en su primera temporada en La Liga, algo que pocos recuerdan. De hecho, fue considerado como mejor centrocampista de aquella campaña (14/15). Por otro lado, sería insultante que un periodista de tercer nivel cuestionara al cafetero y sus destrezas futboleras. Y más, después del recital dado en tierras estadounidenses, siendo el hombre que salvó una de las peores competiciones que yo recuerde en la última década, tanto a nivel deportivo como organizativo.
James tiene esto. Posee una magia que puede cambiar las críticas en halagos en un segundo. Ahora bien, ¿Cuánto es de convincente esta incorporación? Y también nos tenemos que preguntar: ¿Por qué este pedazo de esfuerzo que ha realizado Raúl Martín Presa no lo hace en otras parcelas de la entidad franjirroja? Así que habrá que responder a ambas para que no haya malinterpretaciones futuras.
La incorporación del 10 de Colombia es necesaria por una cuestión fundamental: la posición del MCO en el Rayo Vallecano. Desde el último retorno a Primera División, con Andoni Iraola al mando, el 4-2-3-1 ha sido el sistema utilizado. Evidentemente, Óscar Trejo y su influencia ha ido a menos, aunque siempre regala algún truco de magia de su catálogo personal. Por unas u otras razones, no se ha encontrado un relevo joven a la vez que prometedor para este puesto. Además, en los últimos tiempos, se ha probado a Isi Palazón en esta demarcación, pero aunque el de Cieza se deja todo, su impacto no es igual que tirando desde la banda hacia adentro. Es por esto que, si James Rodríguez demuestra el nivel que todo ser conoce (deberá ser un aliado fundamental de la presión alta), sin dudas es una gran noticia para el conjunto de La Franja.
El problema que se presenta es si el cafetero está preparado para rendir un campeonato entero en un equipo que tiene que lidiar más veces con la derrota que con la victoria o estar dispuesto a aceptar suplencias. Los datos son los datos. Al igual que viene de ser la sensación del verano, también hay que nombrar que su última gran temporada fue en la 2017/2018, donde con el Bayern logró aportar 8 goles y 14 asistencias. A partir de aquí, ha habido algún destello en el Everton o en el Olympiacos, pero su falta de regularidad le ha condenado al ostracismo. Quizás sería un error enfocar que James haga estos números en su vuelta a La Liga. Más que nada, porque al Rayo Vallecano actual se viene a hacer equipo y no ser una figura individual. Íñigo Pérez ha ido soltando pildoritas en las últimas semanas que en otro club de más renombre tendrían un eco notorio: «Todos pueden ser titulares, pero todos tienen que saber que pueden ser suplentes». No se puede olvidar que nadie es intocable en esta plantilla. Isi ha sido suplente, Álvaro García también. Es más, hasta un Sergio Camello, que viene en un estado de confianza supremo tras su gran actuación en los Juegos Olímpicos; acumula dos suplencias en el arranque del campeonato.
Prender la mecha
Está claro que el Rayo Vallecano gana a un futbolista diferencial, pero también a una estrella que se puede apagar en cualquier momento. De su motivación dependerá si se da un salto para lograr una permanencia holgada con capítulos gloriosos o sobrevivir con lo puesto como en tiempos recientes. Eso sí, James Rodríguez puede recuperar la sensación de ese fútbol humilde que hace tiempo no saborea. La afición rayista no se caracteriza por pitar, criticar o matar a los suyos. En ese sentido, tiene un aliado que le puede hacer volar. El acto de fe de esta hinchada con gente como por ejemplo; Raúl de Tomás, es para tomar nota. Aquí el ex del Real Madrid va a tener mucho terreno ganado, tantos en sus mejores días como en los peores.
En el encaje del equipo es más que necesario, especialmente, por su virtud como asistente. James puede encender un fuego que está mojado como es el de los atacantes de este equipo. Nadie puede olvidar que el Rayo Vallecano viene de hacer su peor marca de goles a favor en toda su historia en Primera División (29). El contexto es adecuado, pero la última palabra la tiene el propio jugador. Y, precisamente, es la que nunca engaña, la que hagas sobre el tapete de juego.
James Rodríguez, con su trofeo de Mejor Jugador de la Copa América 2024.
La falta de sentido común
Para finalizar estas líneas, hay valorar el esfuerzo que ha realizado Raúl Martín Presa para traer a un futbolista acorde con el centenario. Una pena que no sienta lo mismo por otros aspectos del club, tanto en su estructura como en lo deportivo. Parte de la afición denuncia que este fichaje es una tapadera para no hablar de los males que perduran desde hace más de una década en la Avenida de la Albufera. Inodoros que no tragan el pis de sus usuarios, colas con temperaturas extremas y sin información para conseguir un abono teniendo que hacer noche o ser el único equipo de las cinco grandes ligas que no tiene taquilla online, son algunas de las denuncias que hacen la mayoría de los aficionados año tras año. En lo futbolístico, tanto la cantera como el equipo femenino han sufrido un bajón crónico interminable, cuando llegaron a ser lo mejor de la Comunidad de Madrid e incluso de España, si lo aplicamos al Rayo FEM. Ya no se hable de Carlos Santiso, aquel entrenador que jalea las violaciones grupales sobre las mujeres y que su único mérito deportivo con las jugadoras es acumular descensos por doquier. En el Rayo B, por ejemplo, este verano los chavales en su primer día de entrenamientos tuvieron que esperar más de 7 horas para firmar sus contratos en lo que tenía que ser el primer día de entrenamientos.
Ojo, el nombre de James Rodríguez no puede verse involucrado con esto, al igual que en su momento tampoco el de Radamel Falcao. El líder de Colombia ha sido ofrecido a varios proyectos, pero el único que ha confiado al 100 % en una posible resurrección ha sido el Rayo Vallecano. Me consta que el 10 valora el esfuerzo, pero también hay que informar de una afición que ha llegado a cuestionar que James fuera el mejor jugado pagado a modo salarial de la historia del club (finalmente no es así) por los valores que tiene el Rayo Vallecano. Con este tipo de operaciones, se gana imagen, expansión internacional y un buen feedback de cara las instituciones deportivas de fuera a nivel visual. Pero como en toda historia bonita, no todo es oro lo que reluce. Hoy muchos rayistas son felices porque van a ver a un crack mundial que les puede cambiar el estado de ánimo de forma momentánea. Que bonito sería si el mismo esfuerzo se aplicara en todas las parcelas de la entidad franjirroja, especialmente, si se escuchara a una afición que no puede ni pedir que La Franja esté en su camiseta en sus 100 años porque no se va a hacer ni caso.
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