El verano de 2024 ha sido, como se esperaba, intenso en el Burgos CF, con un total de diez salidas y doce incorporaciones. Un mercado definido por movimientos predecibles y otros que sorprendieron en la ribera del Arlanzón, con Miguel Perez Cuesta “Michu”, director deportivo, como principal artífice.
El mercado estival comenzó con la inesperada salida de Unai Elgezabal, el capitán y uno de los pocos héroes del ascenso que aún quedaban en la plantilla. El ex entrenador del conjunto blanquinegro, Julián Calero, fue clave para llevarse al central baracaldés al Levante. A continuación, se oficializó la marcha de Borja González al OFI Creta, de la primera división griega. Esta salida, aunque esperada, no causó tanta conmoción, ya que el lateral derecho no había alcanzado el nivel esperado por la dirección deportiva.
La siguiente baja fue la de Álex Bermejo, un jugador que llegó con grandes expectativas hace dos temporadas, pero que no terminó de cumplirlas. Bermejo, como Elgezabal, salió libre, aunque su destino fue el Farense Luso, en Portugal.
El batacazo que supuso la salida del capitán, Egezabal, fue, en cierta medida, mitigado por una renovación que fue celebrada casi como un fichaje: la de Curro Sánchez. Con muchos rumores sobre su futuro y tras una temporada fastuosa, parecía que lo peor estaba por venir. Sin embargo, Michu logró lo que parecía imposible, renovando al director de orquesta para los próximos tres años.
No obstante, las malas noticias no tardaron en llegar a El Plantío. Las salidas del laureado José Antonio Caro «Churripi» y del correcaminos Matos hacia el Cádiz no fueron bien recibidas por la afición. El portero, que había acaparado titulares con su récord de imbatibilidad, y el lateral izquierdo, protagonista de grandes hazañas, se marcharon al club andaluz, donde no han tenido un inicio soñado.
La siguiente salida fue la de Mumo, uno de los favoritos de la afición y otro de los héroes de Almendralejo. Su rendimiento había disminuido en las últimas temporadas, lo que culminó en su traspaso al Asteras Tripolis de la liga griega. Al día siguiente, se anunció la salida del central, Grego Sierra, al CS U Craiova, de la primera división rumana, debido a un bajo rendimiento.
A diferencia de otros movimientos, el fichaje de Anderson Arroyo fue más bien una renovación simbólica. Su excelente media temporada generó una conexión entre la afición y el jugador, que, aunque propiedad del histórico Liverpool, ya se sentía parte del Burgos.
La salida de Caro fue rápidamente cubierta con la llegada de Ander Cantero, un portero de garantías que venía de una magnífica temporada en el Racing de Ferrol. Fue la primera incorporación del verano, recibiendo rápidamente el cariño de los hijos del frío.
La marcha de Bermejo había dejado una falta de sangre burgalesa en la plantilla, que Michu solucionó con la llegada de David González, procedente del Real Madrid Castilla. Poco a poco, el director deportivo fue tapando las salidas con nuevas incorporaciones. Para cubrir la vacante en el lateral izquierdo, se fichó a Florian Miguel, procedente del Oud-Heverlee Leuven, de la liga belga.
Con más salidas que llegadas, Michu intensificó su actividad. Primero, oficializó la llegada de Íñigo Córdoba, hermano pequeño del nuevo capitán Aitor Córdoba. Procedente del Fortuna Sittard de los Países Bajos, su incorporación trajo desborde y velocidad a la banda de El Plantío. Después, Iván Morante, del Ibiza, cedido en el Racing de Santander, llegó para aportar talento y juventud a la medular blanquinegra.
La escasez de defensores obligó al Burgos CF a reforzarse con centrales de calidad. La combinación del joven David López, cedido por el Mallorca, y el veterano Lisandro López, fichado del Al Khaleej de la liga árabe, aportaron jerarquía y contundencia al equipo. Sin embargo, aún está por verse el rendimiento del argentino en acción.
Los últimos días del mercado han estado llenos de movimientos en el calendario burgalés. Ian Forns, cedido por el Espanyol, llega para disputarle minutos al recién incorporado Florian Miguel en el lateral izquierdo. Además, la polémica se instaló en El Plantío con los rumores de la posible salida de Álex Sancris, lo que inquietó a la afición burgalesa. El fichaje de Thomas Rodríguez, un extremo chileno proveniente del Audax Italiano, también generó preocupación entre los seguidores debido a su escasa participación y falta de goles en las últimas temporadas de la liga chilena.
El 30 de agosto, día de cierre del mercado, trajo consigo la habitual mezcla de tensión y rumores que suele caracterizar los finales de temporada para el Burgos CF. En los últimos años, el club ha experimentado cierres de mercado donde las especulaciones han superado a las confirmaciones oficiales, y este año no fue la excepción.
La jornada comenzó con la confirmación de dos cesiones: el extremo izquierdo Ander Martín se marchó al Mirandés, mientras que el centrocampista canterano Saúl del Cerro hizo lo propio hacia el Mérida. Sin embargo, a medida que avanzaba la tarde, el incesante murmullo de rumores se fue intensificando, creando una atmósfera de expectativa y nerviosismo entre la afición.
Fue ya entrada la noche cuando el club anunció dos incorporaciones de última hora. El primero en llegar fue Gonzalo Ávila “Pipa”, lateral derecho cedido por el PFC Ludogorets de la primera división búlgara. Pipa, con experiencia en la cantera del RCD Espanyol y pasos por equipos como Huddersfield, West Brom y Olympiacos, promete aportar solidez a la defensa. Poco después, se confirmó la llegada de Borja Sánchez, un extremo izquierdo y mediocentro ofensivo cedido por el Real Oviedo, que sumará calidad al ataque blanquinegro.
Así, tras un día lleno de rumores, confirmaciones, desmentidos, despedidas y bienvenidas, el mercado de fichajes de verano se cerró para el Burgos CF. Una vez más, Michu y su equipo han logrado confeccionar una plantilla competitiva, lista para afrontar una temporada en la Liga Hypermotion.
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