Nabil Fekir dijo adiós al Real Betis tras cinco temporadas que lo auparon al altar de grandes leyendas de la entidad verdiblanca. Aterrizó en Sevilla rechazando grandes ofertas, fue un pilar fundamental para el crecimiento bético a los mandos de Pellegrini y junto a sus compañeros, ayudó a levantar un trofeo (Copa del Rey) 17 años más tarde.
Harina de otro costal
El Benito Villamarín no sonríe igual. No, desde hace apenas unas semanas. En un turbulento cierre de mercado, uno de los grandes estandartes de la resurrección bética en los últimos años, Nabil Fekir, puso rumbo al fútbol de Emiratos Árabes. Días antes de que el traspaso se oficializase y con el Betis inmerso en la lucha por clasificarse a la liguilla de la Conference, se pudo ver a un ‘Nabilon’ triste y alicaído en el aeropuerto de San Pablo (Sevilla). Cuando los rumores de la posible salida del francés comenzaron a surgir, un parte de la parroquia bética se resignaba ante un destino ya marcado. «No, Fekir no, por favor», «No me fastidies, se nos va el mejor jugador que ha vestido la verdiblanca», mensajes de este tipo, inundaron las redes sociales. Pero, desgraciadamente, no había vuelta atrás.
Fekir y su talento, emigraron al fútbol árabe (Al-Jazira), dejando tras de sí un reguero de nostalgia y lágrimas. El centrocampista galo es uno de esos elegidos que nacen con un talento natural innato para jugar al fútbol. Su calidad le permite ver cosas que otros no ven, su carácter, que no es poco, le hace ser competitivo y su liderazgo, dentro y fuera del rectángulo de juego, cautiva al aficionado. Como diría nuestro compañero, Alberto Edjogo, «Nabil Fekir es harina de otro costal».
Dicen que nada es eterno y que solo las memorias quedarán en el recuerdo. A pesar de su dolorosa marcha, el nombre de Nabil Fekir será recordado para siempre en Heliópolis. El cariño de toda una afición se lo ha ganado con cada regate, con cada asistencia y con cada gol. El franco-argelino ha defendido la zamarra de las 13 barras en 165 partidos, anotando 29 goles y repartiendo 29 asistencias. Todas las historias tienen un principio y un final. Así comenzó el cuento de hadas que entrelazó a Real Betis y Nabil Fekir.
Un aterrizaje tan inesperado como ilusionante
El 23 de junio de 2019, Nabil Fekir, procedente del Olympique de Lyon, firmó un contrato que le vincularía al Betis durante cuatro temporadas. A cambio de hacerse con sus servicios, la entidad hispalense, pagó 20 (+10 en posibles variables) millones de euros al club francés. A la capital de Andalucía no llegaba un futbolista más. Con 26 años, experiencia en el fútbol europeo y campeón del mundo con Francia (Rusia 2018), Fekir fue uno de esos movimientos inesperados del mercado estival de fichajes. No tardó mucho en ver portería, ya que, en su segundo compromiso con las 13 barras, anotó un tanto de bella factura en el Camp Nou.
Los inicios no fueron fáciles. El Betis, en aquellas épocas, era todo un polvorín. Dirigido por Rubi, la temporada fue desastrosa y el equipo terminó en la decimoquinta posición del campeonato nacional de Liga. En julio de 2020, la inercia cambiaría. Manuel Pellegrini se convirtió en el nuevo inquilino del banquillo bético. El Ingeniero le inculcó al Betis un estilo propio; ofensivo y dinámico, buscando potenciar al máximo a los jugadores más técnicos del plantel: Fekir, Canales, Guido, Carvalho o Guardado. Costó, pero conforme fueron pasando los meses, el juego del Betis, con Fekir a la cabeza, fue encandilando a la afición.
En la temporada 20/21, el Betis finalizó en sexta posición y logró clasificarse para la Europa League. El Villamarín, entusiasmado con su equipo, era una fiesta de luces y colores en cada partido. Los verdiblancos jugaban como los ángeles. Canales y Fekir eran una de las parejas de moda en La Liga, Guido Rodríguez y William Carvalho daban criterio y sujetaban el mediocampo a partes iguales y los goles eran cosa de Juanmi y Borja Iglesias. Heliópolis respiraba felicidad por los cuatro costados. En aquella histórica campaña, Fekir fue uno de los futbolistas más valiosos del campeonato nacional y finiquitó el curso con matrícula de honor; 5 goles y 6 asistencias.
La Copa fue el momento culmen
El Betis crecía y progresaba. Los fundamentos de Manuel Pellegrini habían cuajado en la entidad. La afición, una de las más fieles de nuestro fútbol, pensó ¿será este nuestro momento para ganar un título 17 años después? La Liga, teniendo delante a gigantes como Real Madrid, FC Barcelona o Atlético de Madrid, era misión imposible. Dar el salto hacia la gloria en Europa parecía prematuro, pero, ¿y la Copa del Rey? El nuevo formato de competición impulsado por Rubiales daba más opciones de éxito a clubes no tan acostumbrados a ganar. El Betis fue avanzando con paso firme en las primeras rondas hasta que el azar deparó un derbi sevillano en octavos de final.
Aquel 16 de enero de 2022 quedará para el recuerdo en la capital de Andalucía. El partido tuvo de todo y Nabil Fekir, como no podía ser de otra manera, dejó su sello. Desde el córner, el francés dibujó una parábola perfecta que se coló directamente en la portería del Sevilla. Sí, así son los genios, había anotado un gol olímpico en un derbi hispalense. El Betis se llevaría el gato al agua ante su eterno rival (2-1) y allanó el camino hacia la final de la Cartuja. «Vi al portero un poco avanzado y eso no se piensa mucho, tienes que hacerlo y, cuando entra, tienes una gran alegría», aclaraba el crack galo tras anotar su gol más célebre como bético.
Aquel triunfo ante el eterno rival, catapultó al Betis en sus aspiraciones de tocar metal. Tras deshacerse del Rayo Vallecano en una semifinal dramática, los verdiblancos accedieron a la final del torneo del KO. En la final de la Cartuja (Sevilla), el Betis tendría que encontrarse con el Valencia de Bordalás. Los pupilos de Pellegrini eran favoritos, pero en un duelo de tal magnitud, esa supuesta superioridad hay que refrendarla sobre el césped. En una batalla sin cuartel, Borja Iglesias adelantó al Betis, Hugo Duro empató la contienda para los ches y el resultado final lo marcaría la tanda de penaltis.
No fue el mejor partido de Fekir, aunque siendo honestos, las prioridades aquel día eran otras. Musah erró su pena máxima y Miranda, canterano y bético desde la cuna, fue el elegido por el destino para escribir una de las páginas más doradas en la historia del Betis. Casi dos décadas después y teniendo que aguantar éxitos del vecino (Sevilla), el Betis se proclamaba campeón de la Copa del Rey. «Fue el mejor momento de mi carrera, ganar la Copa en nuestra ciudad fue lo máximo», recalcó Nabilon años después de aquella cita histórica.
Lesión grave en la rodilla
Todo era felicidad. El Betis había ganado un título, clasificaba a Europa con asiduidad y Fekir era amo y señor del Villamarín. Su magia era uno de los grandes atractivos para que el Villamarín rozase el lleno en todos los partidos. Entonces, hubo un giro inesperado de los acontecimientos. En febrero de 2024, el Betis visitaba el Martínez Valero en un encuentro correspondiente al campeonato doméstico y lo que ocurrió aquella tarde, enmudeció a toda una afición. No fue un suceso instantáneo, porque Fekir, aún sabiendo que algo no iba bien en su rodilla izquierda, decidió seguir jugando. «Cuando estás en el campo y vamos perdiendo, creo, 2-1, no sé. Yo quería… Yo sé que para mi rodilla no era bien seguir, ¿sabes? Pero en el campo quería ayudar al equipo para remontar. Y al final ganamos ese partido 2-3. Pero sabía que tenía algo grave». señaló el galo meses después.
Los peores presagios se confirmaron. Rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda. Desafortunadamente, para Nabil y para el Betis, nada volvería a ser igual. El lionés estuvo apartado de los terrenos de juego durante meses y meses. Heliópolis no lucía igual sin su líder natural. Tras un periodo de recuperación tedioso y prolongado, el mago regresó un 14 de noviembre de 2023. El problema es que, como sucede en muchos otros casos de lesiones similares, existen recaídas una vez el futbolista ya ve la luz. Fekir no fue excepción y recayó. Durante la segunda mitad de la temporada 23/24, quiso demostrar que su talento no había muerto, y aunque dejó destellos, como un golazo ante el Celta, el 8 no lucía igual.
Oferta tentadora y marcha
La presente temporada comenzó con un Fekir recuperado plenamente de la lesión en la rodilla. De hecho, en las dos primeras fechas del calendario, ante Alavés y Girona, fue uno de los jugadores más destacados del Betis. Cuando todo indicaba que el centrocampista lideraría al plantel bético una campaña más, el fútbol, deporte variante donde los haya, modificó el guion preestablecido. El Al-Jazira de la UAE Pro League presentó una oferta suculenta que sedujo al francés y al Betis a partes iguales. «Tenía la mente puesta en el Betis y pensaba que iba a jugar aquí toda la temporada, pero, de repente, me llega una oferta, hablamos con mi familia y con el club , y finalmente se hace«, manifestó Fekir para los canales oficiales del Betis.
Unos días después, el traspaso se hizo oficial. La nostalgia y la morriña se apoderaron del aficionado bético. Uno de sus jugadores insignia, abandonaba el club tras cinco años con muchas luces y alguna que otra sombra. Su paso por Sevilla lo ha tenido todo; títulos, lesiones, expulsiones y por encima de todo, un cariño eterno a una afición que se lo ha dado todo. «El Betis me ha dado más que yo a él», concluía el ya jugador de Al-Jazira.
Uno de los mejores jugadores que han vestido las 13 barras bien merece su hueco en el santoral bético. Pasarán los años y las calles de Sevilla no olvidarán al genio que frotó la lámpara. Fekir se fue, pero sus fintas, sus regates, sus asistencias o sus goles, permanecerán toda la vida en el Villamarín. Nabil ha sido, es y será, un futbolista especial.