La Unión Deportiva Almería, recién descendida de la primera categoría del fútbol español, volvió a decepcionar a su afición en el templo indálico. En el día de ayer, 22 de septiembre, el club andaluz recibía en el UD Almería Stadium (denominado así a la espera de un patrocinio) al Eibar, cuarto clasificado en aquel momento. Tras dos derrotas bochornosas, contra el Eldense a domicilio y recibiendo al Castellón en casa, teniendo en cuenta además el hartazgo precedido por los anteriores resultados, la afición no se conforma con un empate pese al nivel del rival.
Es cierto que el Eibar lleva siendo ya tres años consecutivos un rival muy duro en la categoría de plata, que se ha quedado a punto de ascender en todas las ocasiones. Pero el recuerdo de la temporada pasada, el no poder disfrutar de una victoria en su estadio desde hace más de un año y la incapacidad de reacción de la directiva ha frenado toda la ilusión de una afición que lleva mucho a sus espaldas.
Un solo fichaje, Nico Melamed, es el que más se salva de las críticas, pues ha respondido como se esperaba, sin brillar pero sí echándose el equipo a sus espaldas en innumerables ocasiones. Incluso el jugador que menos minutos disfruta de toda la plantilla puede ser criticado, y pongo de ejemplo a Fernando, un guardameta que enamoró tanto en primera como en segunda división pero que ante sus suplencias con la llegada de Maximiano no ha sabido luchar el puesto o al menos hacer de líder en una plantilla muy tocada.
Alberto Lasarte, el líder de la fábrica almeriense, merece mínimo una estatua en los alrededores del estadio. El técnico de la UD Almería B, que ya ascendió al filial la pasada temporada, no solo está haciendo un gran papel en una nueva división si no que ha brindado al primer equipo salvadores como lo fue Marcos Peña y ahora a Rachad, el futbolista que más ganas le pone en todo el terreno de juego y que ayer puso el empate.
A diferencia de con estos dos futbolistas, Rubi lo va a tener muy crudo para tratar de hacer algo con unos jugadores decaídos, sin confianza y faltos de rodaje. El fondo de armario es muy malo, las peticiones del técnico catalán durante el mercado de verano no se cumplieron, y es cuestión de tiempo que en unos meses ‘se pidan cabezas’. Todo está en una especie de cuerda floja que parece tambalearse pero sigue firme gracias a la ilusión y el apoyo de una afición almeriense que cada día está más harta de ver la misma película con los mismos protagonistas.
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