Real Madrid 3 – 2 Deportivo Alavés: Fiesta con relajación final

El Madrid se exhibió en la primera parte y acabó pidiendo la hora en la segunda. Lucas, Vinícius y Rodrygo, sellaron una victoria que se complicó más de lo previsto gracias al empuje babazorro. Próxima parada, el Metropolitano.

Relajación inapropiada

El Real Madrid se impuso al Deportivo Alavés en un encuentro correspondiente a la jornada 7 de La Liga EA Sports. En el partido 300 de Ancelotti como entrenador, el equipo blanco disfrutó y sufrió a partes iguales. El duelo parecía placentero con el 3-0 gracias a los goles de Lucas, Vini y Rodrygo, pero la relajación y el buen hacer del Glorioso, sembraron el pánico en el Bernabéu. Finalmente, los 3 puntos se marchan al casillero del vigente campeón para sumar 17 unidades y pensar en el derbi del domingo.

Un Madrid abusón

Los más impuntuales no habían ocupado sus butacas cuando el Real Madrid asestó el primer golpe al Alavés. Ni un minuto había transcurrido cuando Vini dribló, apuró línea de fondo y le cedió el balón a Lucas Vázquez para que la empujase al fondo de la portería de Sivera. Mejor comienzo, imposible. Como al que escribe esta crónica no le había dado tiempo a analizar los XI, cabe destacar que Ancelotti salió con todo el arsenal posible, salvo la entrada del propio Lucas debido a la baja de Carvajal. Tampoco partió de inicio Endrick, pese a que se le esperaba de inicio. Si que introdujo cambios Luis García Plaza, apostando por un once algo más alternativo.

Lo cierto es que la puesta en escena de los blancos fue lo que uno se espera de un plantel de tal calibre. Circulaciones rápidas, presión tras pérdida y dinamismo en las posiciones de ataque. Por primera vez en la temporada, al Bernabéu le gustaba lo que veía. La magia fluía, Bellingham encontraba a Vini, y el brasileño hacía lo propio con Kylian, que fusilaba en el mano a mano a Sivera. Lástima para el astro galo que había caído en posición antirreglamentaria. Las cabalgadas de Vinícius, una y otra vez, causaban estragos en la retaguardia babazorra. El Madrid dominaba y amenazaba, pero el Glorioso se defendía como gato panza arriba esperando que su momento llegara. Solo dos tarjetas amarillas, a Valverde y Vinícius, ambas por protestar, enturbiaron algo la actuación local en los minutos de apertura.

Tanto va el cántaro a la fuente que se termina rompiendo. Bellingham, con un pase soberbio entre líneas, encontró a Mbappé, para que esta vez sí, el crack de Bondy duplicase la ventaja en el marcador. Premio merecido. Luis García se desgañitaba en el banquillo, sus muchachos estaban dando demasiadas facilidades en un feudo donde los errores, se pagan por partida doble. Por otro lado, Ancelotti, en su partido 300 al frente de la nave blanca, respiraba aliviado antes del descanso. La victoria parecía encauzada.

Rodrygo remata la faena

El inicio de la segunda mitad fue un calco a lo acontecido en la primera. A los 3′ de la reanudación, Rodrygo cambió de ritmo, dejó atrás a su defensor y batió a Sivera por debajo de las piernas. No hay lugar a la relajación en Chamartín. Con los tres puntos en el zurrón y con el derbi madrileño a la vuelta de la esquina, el Madrid bajó el pistón. Con vistas al trascendental choque del Metropolitano, Ancelotti optó por reducir cargas de algunos de sus futbolistas más importantes. Se marcharon Valverde y un ovacionado Rodrygo, para dar entrada a Endrick y Modric. El Bernabéu tiene ganas de ver al ex delantero del Palmeiras y así se lo hizo saber cuando pisó el terreno de juego.

Con un Madrid más relajado tras haber dejado los deberes hechos, Endrick, que partió en banda derecha, dejó su sello al instante. El ariete carioca, a sus 18 años, posee potencia y descaro a espuertas. Recibió el balón y sin pestañear, volvió a lucir ese cañón que tiene en la pierna derecha para dejar tiritando el larguero. La fiesta era tal que el Bernabéu, al unísono, exigió a Carletto que introdujese a Vallejo. Carlo, obediente, accedió y le dio al chico la oportunidad de volver al templo merengue más de un año y medio después.

Con todo perdido, el Alavés se lanzó sin miedo a la portería de Courtois. Aprovechando la falta de tensión del Madrid, primero Benavidez; con un soberbio disparo desde fuera del área y acto seguido, Kike García, con una definición categórica, el Glorioso se metió de lleno en la lucha por los puntos. La relajación había ido demasiado lejos y el miedo se instauró en las más de 70.000 gargantas que abarrotaban el Bernabeú. Tirando de casta y empuje, los babazorros apretaron la soga al vigente campeón de Liga hasta casi dejarlo sin respiración. Finalmente, con más sufrimiento del esperado, el triunfo se quedó en la capital de España.

Ficha Técnica