Lille 1 – 0 Real Madrid: Jonathan David castiga a un indigno campeón

Una pena máxima del delantero canadiense dio los tres puntos a un Lille que bordó el fútbol del sacrificio y el coraje. Esperpéntico partido del flamante campeón.

Así es imposible

El Madrid se la pega en Lille tras un partido indigno. Desde el principio hasta el final, faltó fútbol y sobró apatía. ‘Les Dogues’ borraron del mapa, en todos los aspectos, al 15 veces triunfador de la Copa de Europa. Ni rastro de ninguna de las estrellas. Ni siquiera Mbappé, que entró en la segunda parte, pudo arreglar el sainete. Con esta inesperada derrota, el conjunto blanco se queda con poco margen de error de cara a entrar entre los 8 mejores de la liguilla. Una noche que exige cambios, desde el entrenador hasta los propios futbolistas. Castigo merecido.

Al fútbol se juega con porterías

El Lille, fiel al estilo impuesto por su entrenador, Bruno Genésio, salió con ímpetu y a buscarle las cosquillas, sin miedo alguno, al coloso blanco. Ancelotti, precavido, y conocedor de la intensidad que le suele imprimir a sus encuentros el equipo norteño, optó por el hormigón armado para su centro del campo. Por primera vez en la temporada, Camavinga, Tchouaméni, Valverde y Bellingham partieron de inicio. El músculo estaba presente en el Pierre-Mauroy, ahora bien, el fútbol brillaba por su ausencia, principalmente en el lado visitante. Los franceses se hicieron dueños de la posesión e hicieron sonar el despertador al gigante blanco. Jonathan David amenazó hasta en dos ocasiones, pero se topó con los reflejos felinos de Lunin. El Madrid estaba incómodo.

Durante toda la primera parte y a excepción de una cabalgada en solitario de Endrick, al Madrid se le olvidó que a este deporte se juega con porterías. El frío del norte de Francia pareció afectar a los pupilos de Carletto. Sin presión, sin control del esférico y esperando a que el talento sacase las castañas del fuego. Todo lo contrario en el bando local; equipo trabajado, solidario y con las ideas claras. Fruto de ese buen trabajo, llegó el premio para el sexto clasificado de la Ligue 1. Un libre directo de Zhergrova tocó en el brazo de Camavinga y previa consulta al VAR, Maurizio Mariani decretó la pena máxima. Jonathan David, líder goleador del club francés, asumió la responsabilidad y batió a Lunin con un fuerte lanzamiento cruzado. Estalló el graderío y Ancelotti se desesperaba en la banda. El rey de la competición había firmado unos 45 minutos impropios de su caché en el viejo continente. Tocaba espabilar.

Reacción tardía e ineficiente

El paso por vestuarios no alivió los males merengues. Los cambios llegaron; entraron Mbappé, Modric y Fran García, pero la mejoría no. Más balón, mismo trote cochinero. El Lille, algo más parapetado atrás pero con la misma intensidad, no sufría lo más mínimo en labores defensivas. La lentitud de las posesiones visitantes facilitaban el trabajo de ‘Les Dogues’. Cada contragolpe de los muchachos de Genésio era un dolor de muelas y Jonathan David, asistido por un hiperactivo Zhergrova, estuvo cerca de duplicar la ventaja. El campeón seguía paralizado.

Solo nos puede amparar la épica, pensarían los más fieles seguidores vikingos. El caso es que los minutos pasaban y Chevalier era un espectador más. La ansiedad por llegar a la portería derivó en imprecisiones y jugadores de la talla de Vinicíus, Bellingham o Modric, reflejaban la viva imagen de la frustración. La inoperancia era tal que llegados al minuto 82, el Madrid solo había disparado dos veces entre palos, todas ellas en la primera mitad. El clásico toque de corneta final, ese que tantas alegrías ha dado en Chamartín, a punto estuvo de volver a salvar la papeleta. Bellingham y Vinícius probaron, por fin, la fiabilidad de Chevalier, y el guardameta de Calais respondió con creces. Esta vez no habría remontada épica. Con justicia, el campeón calló ajusticiado en la gélida noche de Lille.

Ficha Técnica