Con la lesión de Jacobo, Ancelotti solo tiene a su disposición dos centrales sanos; Antonio Rüdiger y Jesús Vallejo. Se espera que Militao llegue al partido de Balaídos.
Una plaga que merma a una debilitada defensa
Los males se acumulan en la zona central de la retaguardia del Real Madrid. Militao sufre una lesión en el cuádriceps, Alaba sigue recuperándose de una rotura en el ligamento cruzado y Jacobo Ramón, nuevamente, está en el dique seco. Conclusión, solo Vallejo y Rüdiger están en un estado de forma óptimo. Con vistas a lo que se viene después del parón de selecciones, con partidos exigentes ante Celta, Dortmund y Barcelona, Ancelotti suspira para que la enfermería se vacíe lo antes posible.
La lesión del joven Jacobo, al igual que la de Militao, no parece ser muy importante, pero si ha supuesto un aviso a navegantes. La defensa está bajo mínimos de cara a la primera etapa de montaña del presente curso. Los contratiempos se incrementan y parte de la afición merengue vería con buenos ojos acudir al mercado invernal en busca de refuerzos. Desde el club, se mantienen firmes, y salvo catástrofe, no se fichará en invierno. Esa misma política se adoptó la temporada pasada, cuando Militao y Alaba se rompieron el cruzado y Ancelotti se tuvo que agarrar a la pareja Rüdiger/Nacho. Por aquel entonces, el asunto no pudo salir mejor y el conjunto blanco se proclamó campeón de Liga y de Champions.

El Madrid visitará Vigo el próximo 19 de octubre con una defensa en cuadro. Los médicos ven como su trabajo se amontona, fruto de la enorme carga de partidos, y luchan contrarreloj para que los futbolistas lisiados se recuperen de sus percances físicos. Si finalmente Militao no llegase a la jornada 10 de Liga, el tándem Rüdiger/Tchouaméni sería el encargado de aportar seguridad a ese eje central de la parcela defensiva. En cualquier caso, existe un problema central.