En una temporada crucial para confirmar las buenas sensaciones que dejó Lino el curso pasado, las cosas no han empezado como se esperaban. El año pasado, tras una cesión prometedora en el Valencia, Samuel Lino volvió a las filas del Atlético de Madrid para enrolarse en un reto de gran calibre. La banda izquierda, una posición que por entonces tenía el nombre de Yannick Carrasco, quedó desierta tras la marcha del belga al fútbol árabe. Y entonces, un Lino de 23 años se vio ante la oportunidad de ocupar esa vacante, con el gran reto que eso suponía.
Cubrir la baja de un veterano como Carrasco, uno de los pesos pesados en el esquema de Simeone, no era un desafío que cualquiera aceptara. Pero Lino, con valentía y desparpajo, dejó claras sus intenciones a las primeras de cambio. Y no le fue nada mal al brasileño, pues a base de juego y frescura se hizo con la titularidad, convirtiéndose en una pieza clave del equipo. Sus 46 partidos disputados la temporada pasada lo avalan, y sus 8 goles y 8 asistencias acreditan que su adaptación a un club como el colchonero fue de buena nota.
Tras un primer año de grandes sensaciones, este curso se presenta como la oportunidad para consolidarse y dar un paso adelante en materia goleadora, una petición expresa de Simeone. Sin embargo, pese a que comenzó con el rol de titular, el protagonismo de Samuel Lino en el Atlético de Madrid ha ido en claro retroceso. De hecho, de los tres últimos partidos de Liga, el extremo solo ha disputado 34 minutos. Un aviso de que su rendimiento no está siendo todo lo influyente que se esperaba, mientras que piezas como Riquelme o Javi Galán están aprovechando las debilidades del brasileño.
Números muy pobres
Más allá de las rotaciones que hayan podido relegar a Lino al banquillo en determinados encuentros, hay un motivo de peso que explica su situación. En los nueve encuentros disputados por el futbolista, solo ha conseguido repartir una asistencia. En un año en el que Simeone le había pedido un paso al frente en la producción de goles, Lino no está siendo capaz de responder. Su cuenta goleadora sigue a cero y solo ante el Valencia fue capaz de repartir una asistencia. Unas cifras que empeoran respecto a estas alturas del curso pasado, el de su debut con la elástica rojiblanca.
Resulta destacable este aspecto porque esta temporada Simeone ha decidido acercarle un poco más a la parte ofensiva y liberarle a su vez del esfuerzo defensivo. En esa demanda del técnico argentino de mejorar sus números en ataque, Lino ya no ocupa la posición de carrilero izquierdo. Una demarcación que le exigía una entrega defensiva alta y que podía mermarle a nivel de energía en sus incursiones ofensivas. Este año se ha podido ver al brasileño en posiciones más atacantes, partiendo desde el centro del campo y haciendo las labores de extremo con mucho más espacio que antes.
Sin embargo, la fórmula no ha funcionado hasta ahora. Y eso abre la puerta a jugadores como Riquelme o Javi Galán, siendo este último el que ha dado un paso al frente en el esquema de Simeone. El defensa, que estuvo cerca de abandonar la entidad madrileña en verano, salió desde el banquillo en el derbi y repartió una asistencia. La actitud de Galán, unida a su rendimiento, le brindó una nueva oportunidad ante la Real Sociedad. Un encuentro en el que volvió a destacar positivamente y que abre las posibilidades de Simeone para ocupar esa banda izquierda en el próximo compromiso ante el Leganés.
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