Ni olvido ni perdón. En el mes de febrero, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid; se mostró contundente: «Es insostenible que siga allí». Con estas palabras, se refirió a la situación del estadio de Vallecas. Tanto el máximo representante del club franjirrojo, presidido por Raúl Martín Presa, como la dirigente del Partido Popular, mantuvieron conversaciones para encontrar una nueva ubicación. ¿El problema? Que la intención inicial era «salir del barrio». El delirio de la negociación llegó a tal punto que una de las soluciones mejor vistas fue involucrar al Rayo en una operación inmobiliaria con su terreno para que pudiera costear un nuevo recinto.
Por si fuera poco, el presidente siguió declarando en medios como Telemadrid o DAZN que el templo rayista era «Entrañable, pero obsoleto, incómodo y que lastraba los ingresos del club». Si la mecha estaba encendida con el dirigente por su polémica gestión desde que asumiera el cargo en 2011, esto fue la gota que colmó el vaso para que el barrio se moviera en masa de una vez por todas. Ojo, nadie se escandalizó por cambiar la ubicación del mismo e incluso, ninguno negó los problemas infraestructurales del estadio. La indignación fue la frase «Hay que salir de Vallecas». Es decir, quisieron arrancar el sentimiento del barrio. Intentaron apagar el rayo eléctrico de sus corazones, marcados por la humildad y el esfuerzo. Y lo más chirriante, nadie consultó la opinión ya no de los aficionados, también de los comerciantes de la zona, donde ya temían por su actividad y su beneficio económico.
Heroicidad de época
Un hogar que ha visto su dejadez porque no se ha querido reformar nada de nada. Incluso, tuvo 7 años la ITE (Inspección Técnica de Edificios) desfavorable y con la licencia caducada. ¿No al reformar durante una década pero cambiar de distrito sí? Por no hablar de como en el seno del rayismo se hablaba de una posible especulación inmobiliaria que mancharía el nombre del Rayo Vallecano.
Ahora bien, las protestas no tardaron y se sucedieron de forma sucesiva. Inolvidable la del 18 de febrero, con lemas como «Este es nuestro estadio» o «No nos moverán». Pero la que puso la piel de gallina a todo el mundo del fútbol fue la vivida el 2 de marzo. Una cadena humana alrededor del estadio antes de disputarse el Rayo-Cádiz, donde luego la afición se mantuvo durante el partido que fue suspendido temporalmente por un granizo descomunal. El mensaje fue claro. Unas reivindicaciones que, si bien el rayismo siempre está unido, este hecho lo unió como nunca en sus últimos tiempos.
Foto AGENCIA EFE
Con la temporada 2024/2025 ya iniciada, el corazón franjirrojo venció a la ambición política: «En el primer semestre del año vamos a reformar el estadio que alberga al Rayo Vallecano como merece su afición y su historia para que siga jugando en la que ha sido siempre su casa en el año en el que cumple 100 años», comentó Isabel Díaz Ayuso. Parece que la pesadilla se acaba, pero aún hay ecos de preocupación. Ahora bien, ningún hincha del barrio se ha olvidado del objetivo real, es decir, el deportivo. Y, por fortuna o por desgracia, ese es el de evitar el descenso. Por ello, no han dejado de responder y no han abandonado a unos jugadores que están al lado de sus aficionados.
Con únicamente 9 jornadas de Liga y con cuatro partidos disputados como local, uno menos que equipos como Real Madrid, Real Betis, Sevilla, CA Osasuna o Real Sociedad, un estudio realizado por @mirondo9, confirmó que la afición del Rayo Vallecano es la más fiel de España, con un 91,7%. De cerca, le siguen Athletic (90,9 %) y Girona (90,3%). Un triunfo que representa el orgullo de un barrio que quiere hacer historia por su centenario a pesar de tener a muchos en contra por querer disfrutar del fútbol de siempre en tiempos actuales. Que tomen nota los que quieren cambiar el presente y el futuro del club: este barrio es invencible porque es pobre, pero orgulloso.