Hoy se vota en Estados Unidos y algunos ya creen saber el ganador o ganadora por la victoria de los Commanders frente a los Bears en su último partido en casa. Se debe a la Redskins Rule, que tiene esta denominación por el nombre que llevaba el equipo de Washington hasta que les obligaron a cambiarlo por posibles ofensas a los nativos americanos. Esta regla lo deja muy claro: Si los Commanders ganan, se lleva la victoria el partido del gobierno, y si pierden, se va al despacho oval el candidato de la oposición. Esta es una de esas relaciones absurdas que tanto le gustan a los americanos, como el «Pizza meter», que detecta una emergencia nacional a través de la afluencia de clientes en la pizzería más cercana a edificios gubernamentales como el pentágono.
Historia de la Redskins Rule
Los Commanders se crearon en Boston en 1932, cinco años más tarde, la franquicia se trasladó a Washington, donde evidentemente aún sigue. Desde 1937 hemos vivido 21 elecciones presidenciales, lo cual es importante especificar teniendo en cuenta que esto no se aplica ni a las legislativas ni a las de medio mandato. Las primera vez, Theodore Roosevelt venció a Wilkie, desde entonces, la regla se cumplió en todas las elecciones hasta el año 2000. La regla falló por primera vez cuando George W. Bush derrotó a Kerry en 2004. En ese momento, el primero en postular esta teoría, Steve Hirdt, cambió la norma. Esta nueva variación decía que si el ganador del voto popular no se llevaba las elecciones, la regla se quedaba anulada.
De cualquier forma, tampoco nos podemos fiar de la regla ni siquiera queriendo ser supersticiosos. El motivo es que no se ha dado desde 2008, lo que está llevando a muchos a tomar esta regla de la forma inversa. Por tanto, según esta teoría «3.0» el ganador de las elecciones sería Trump, lo cual concordaba con las encuestas hasta el 28 de Octubre. Ese día se produjo un pequeño cambio después de que un humorista dijera en un mitin republicano que Puerto Rico es «una isla de basura flotante». Este hombre mostró una enorme ignorancia, ya que PR es parte de EEUU y los puertorriqueños que viven en territorio estadounidense, que no en la misma isla, pueden votar hoy. Son seis millones y muchos viven en Pensilvania, el estado más decisivo. De todas formas, lo mejor es no caer en la falacia latina «Cum hoc ergo propter hoc», es decir, que correlación no implica causalidad.