El conjunto madridista solventa el duro trámite ante el Athletic con un Rodrygo Goes estelar que marcó un doblete y recuperó su mejor versión antes de medirse al Manchester City
Real Madrid y Athletic Club se enfrentaban en la trigésima jornada de LaLiga. El ambiente comenzó siendo, cuanto menos, peculiar teniendo en cuenta que los locales vestían de morado, estrenando su cuarta equipación; mientras que los leones lucieron una elástica blanca en el templo merengue. Asimismo, tanto Ancelotti como Ernesto Valverde demostraron desde sus alineaciones que, aunque este choque fuera de vital importancia para el devenir de la competición nacional, inevitablemente también pensaban en sus próximos compromisos.
Comenzando por Carletto, el italiano reservó a un Eduardo Camavinga tocado tras el parón de selecciones para intentar recuperarle de cara a la eliminatoria contra el City. Por su parte, el técnico visitante apostó por Agirrezabala, portero de la Copa, y dio descanso a algunos de los titulares, pensando en la final que tiene a la vuelta de la esquina frente al Mallorca.
Rodrygo y Yeray, las dos caras de la moneda en la primera parte
Dejando de lado el contexto, cabe destacar que el pitido inicial de Alberola Rojas dio comienzo al choque y, entonces, los 22 protagonistas olvidaron sus próximos encuentros y se centraron en intentar sumar de tres en la noche de hoy. Los primeros compases de juego expusieron una presión muy alta del Athletic que, por momentos logró ahogar al Real Madrid. Sin embargo, sobre el minuto 7 de juego, una apertura de Brahim hacia Rodrygo hizo los honores para que el brasileño deleitara al Santiago Bernabéu con una auténtica obra de arte. Sin Vini, el 11 madridista pudo volver a la banda izquierda y, desde allí, desbordando hacia dentro como más le gusta, Rodrygo soltó un latigazo desde fuera del área y quitó las telarañas de la escuadra de la meta defendida por Julen Agirrezabala.
Apenas 15 minutos más tarde llegó la que, sin duda, sería la peor noticia del partido. Tras una acción defensiva frente a Rodrygo, Yeray comenzó a dolerse de su abductor, cayó lesionado al verde y, finalmente, tuvo que ser sustituido por Vivian. Ni siquiera el bonito gesto del Santiago Bernabéu ovacionando al central del Athletic pudo consolar al zaguero vasco que, indudablemente, pensaba en la posibilidad de perderse la final de Copa del Rey.
De esta manera, con un Real Madrid falto de fútbol e ideas cuya gran noticia en el día de hoy era el resultado a favor y cuyo objetivo principal era finiquitar aquel trámite sumando de tres; con un Athletic más preocupado por la lesión de Yeray que por el luminoso; y, en definitiva, con dos equipos que, prácticamente firmaban el resultado con tal de no sufrir más lesiones, se llegó a la conclusión de la primera parte.
Ni siquiera Alberola evitó el show de Rodrygo
Los segundos 45 minutos comenzaron con un Real Madrid dispuesto a sentenciar el encuentro y, con él, acercarse más aún a su trigésimo sexto título de liga, como pudo escucharse en el túnel de vestuarios antes de saltar al terreno de juego. Dicho y hecho, en el primer acercamiento con peligro del conjunto blanco, Brahim estrelló el esférico contra la madera. En esta ocasión, Rodrygo y él se intercambiaron los papeles; el brasileño habilitó al internacional con Marruecos y Brahim batió a Julen, solo el palo pudo evitar el segundo de los locales.
Sin embargo, a pesar del aparente control de los locales sobre el partido, Lunin tuvo que salvar los muebles de los suyos para mantener la ventaja en el marcador. Iñaki Williams remató a bocajarro y el guardameta ucraniano volvió a demostrar por qué Ancelotti acabó dándole la titularidad. No obstante, la jugada más llamativa y controvertida del partido tuvo como protagonista a Alberola Rojas. El colegiado se inventó un fuera de juego imposible, debido a que el balón venía dado por un futbolista del Athletic, para no señalar un penalti bastante claro sobre Rodrygo Goes. El VAR tampoco intervino en una acción que, sin lugar a dudas, dará que hablar en los próximos días.
Sea como fuera, si alguien cree que esa acción minaría la moral de los locales, están muy equivocados. El clamoroso error arbitral pareció dar alas al Real Madrid que, durante los últimos compases del choque, hicieron gala de su poderío físico y desarrollaron sus mejores minutos. Tanto es así que, tras una contra dirigida y comandada por Jude Bellingham, Rodrygo hizo gala de su sangre fría, dejó sentado a su defensor y definió a la perfección para subir el segundo al luminoso y a su cuenta particular.
Poco a poco, con el paso de los minutos, el partido fue enfriándose y, con él, la intensidad descendió hasta acabar concluyendo el choque. Los tres pitidos finales hicieron más líder si cabe al Real Madrid y permitieron que, ahora sí, el Athletic Club se focalizara al 100 % en la final de Copa del Rey que puede acabar de confirmar, si es que no ha quedado claro aún, el idilio del conjunto bilbaíno con el torneo del K.O.